Luís González Robles, catálogo de la exposición en la Obra Cultural de la Caja de Ahorros de San Fernando, Sevilla, 1996
En la terminología del arte, los conceptos de Realismo y Realidad son considerados no sólo como el conjunto de los entes naturales, sino también como el de los seres espirituales y cualquier cosa que tenga algún modo o grado de ser.
El Realismo o la Realidad deben considerarse como trascendental en el mensaje plástico de la obra, apareciendo éstos desde diversas perspectivas, complementarias, cuyos procedimientos, representativos, sean individualmente objetivos, es decir, desapasionados, estáticos, sin olvidar oponer lo real a lo estático. En estas ideas está en verdad la raíz del gran arte español de los siglos XVI y XVII.
Una herencia que fue recogida por EUFEMIANO, con fidelidad casi mística, a través de toda su consecuente obra, en la que lo real aparece como consecuente mensaje plástico. Su voz idealista emana potentemente de sus obras con particular aspereza, pero con una singular honradez varonil de consumado profesional. Su procedimiento es absolutamente realista, aún cuando la composición sea quimérica que demuestra el estado anímico del artista con la Realidad, actualizando de una manera quieta y fiel el estilo del silencio, intimista. Un estilo personal que EUFEMIANO, con estoicismo y fuera del fragor de la lucha cotidiana, va desgranando, con apasionada ilusión en su fecunda labor, acusando el dramatismo en sus figuras y objetos. Unas figuras hieráticas, de realismo sobrecogedor, llenas de sutilezas que muestran su fidelidad con su personal lenguaje expresionista de hondo sentido trágico, en el más puro y honesto espíritu del gran pintor sevillano Valdés Leal.
En un temperamento tan inquieto en busca de nuevas investigaciones plásticas, EUFEMIANO se matricula en la facultad de Bellas Artes de Madrid en Grabado Calcográfico. Una experiencia con la que consigue felices hallazgos artísticos que redondean su ya sólida andadura, con la feliz realización de una serie de aguafuertes y litografías que corroboran su dominio de la línea y su sabiduría en los contrastes de hondo dramatismo goyesco. Como Director del Museo Español de Arte Contemporáneo de Madrid, tuve la satisfacción de instalar en dicho Museo, en 1973, las obras que venían de ser expuestas en la Bienal de Florencia (Italia) dónde acababa de recibir la medalla de oro del certamen, y en 1975 le seleccioné con Sala Especial en el Pabellón de España en la Bienal Internacional de Arte de Sao Paulo (Brasil).
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