Antonio Manuel Campoy, catálogo de la exposición en la Obra Cultural de la Caja de Ahorros de San Fernando, Sevilla, 1996
Toda pintura es, en primera instancia –puede también que en primer lugar-, pintura; inmediatamente, puede que al par- un símbolo, es decir, un lenguaje de relación entre lo que muestra y lo que aspira. Un cuadro, en efecto, es lo que quería Maurice Denis: "antes que un caballo o una mujer, una superficie recubierta de colores", pero el cuadro, sin su caballo de batalla y sin su mujer desnuda, sería la negación de sí mismo. Negaciones del cuadro son, entre otras, el "dripping" o el "tachisme", meros chorreos o manchas de color que muchas veces, es cierto, no carecen de cierto encanto decorativo.
Toda pintura es, en primera instancia –puede también que en primer lugar-, pintura; inmediatamente, puede que al par- un símbolo, es decir, un lenguaje de relación entre lo que muestra y lo que aspira. Un cuadro, en efecto, es lo que quería Maurice Denis: "antes que un caballo o una mujer, una superficie recubierta de colores", pero el cuadro, sin su caballo de batalla y sin su mujer desnuda, sería la negación de sí mismo. Negaciones del cuadro son, entre otras, el "dripping" o el "tachisme", meros chorreos o manchas de color que muchas veces, es cierto, no carecen de cierto encanto decorativo.
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