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Exposición antológica del taller de grabado calcográfico de la escuela superior de Bellas Artes de San Fernando
  Noviembre 1977
Club Urbis. Madrid


Por varios motivos, también razones, nos parece interesante esta exposición. Porque a través de ella vamos a tener ocasión de asistir de cerca a la actividad, entre mágica y técnica, de un taller de grabado calcográfico, y por lo que van a suponer entre nosotros la posibilidad y el buen rendimiento de estos talleres. No es fácil al gran público ver de cerca un taller de grabado, pero es muy difícil acercarse a uno que, como éste, sea tan valioso entre los de su clase. Valioso por lo que persigue, por la clara orientación que tiene, por la dirección que lo cobija. Conocernos hace años al extraordinario grabador que Fernández Barrio es, y sabemos de su dedicación a la enseñanza, que en su caso es un generoso transmitir saberes. Bajo su mirada benévola e implacable se desarrolla la labor de este taller.


Prueba de la eficacia del método selectivo y didáctico es la nómina de grabadores que aquí tenernos, tan expertos ya que han podido cumplir su arduo aprendizaje y ensayar el vuelo por cuenta propia, si bien estos artistas siguen unidos de acuerdo con las normas tradicionales y entrañables del taller, que permite y estimula la iniciativa individual, la proyección de la personalidad propia, pero que al mismo tiempo se complace en la unión solidaria y en la camaradería. Es conveniente verlos aquí reunidos porque la muestra que componen da idea de la variedad de posibilidades que un taller proporciona, tan lejos de la uniformidad conceptual y técnica. Cada artista ha desarrollado su posibilidad, todos ellos se identifican en una disciplina común, ninguno de ellos se parece.


Pero, tal vez. lo más interesante sea la oportunidad que un taller como éste (y otros que como él se dispongan) va a significar en nuestra vida artística. Va a significar, por lo pronto, que el grabado ya no será un raro objeto de arte difícil de adquirir por la mayoría. Bien estará que sigan confeccionándose carpetas para bibliófilos, pero estará mejor que el grabado se expanda y llegue a todas partes. Hay que posibilitar su noble consumo. Hay que convencer a la gente de la conveniencia de acudir al grabado para dignificar la casa, objetivo imposible si hubiera de hacerse mediante obras únicas, que o son inasequibles por su precio o son nocivas por su insignificancia. El grabado hace posible un coleccionismo popular, pues las artes de estampación son tan exigentes como alcanzables a la mayoría. Exigentes porque no se prestan a esas improvisaciones, ¡ay!, que aquejan tantas otras zonas del arte. Alcanzables porque carecen del tabú económico de las obras únicas.


Los artistas que componen el TALLER DE GRABADO CALCOGRAFICO son, cada uno a su manera, nombres que ya mismo han de contar en el repertorio del experto y del aficionado. Ahmed, A!í, Bouhemou, Cádiz Rivas, Eufemiano, Ishihara, Kato, El Khamlichi, Rivadeneyra, Redwi y Sader nos otrecen aquí excelentísimas pruebas de un arte que se ennoblece, además, con un oficio que no puede simularse. En pintura es posible e! niño prodigio, o el anciano prodigioso. En esto, no. Aquí hay que pasar antes por un largo y dificultoso aprendizaje. Entre la vocación y la obra bien hecha se interpone el taller.


Apariciones en medios

Obras expuestas            
(No hay obras para esta exposición)
             
 
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